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¿Vieron esos destinos de alta joda? Esos destinos que si contás que vas todo el Mundo automáticamente te imagina rodeada de 20 machos aceitados y shows de luces mientras te tiran alcohol por un embudo. Bueno, ahora imaginen que YO les diga que voy a ese destino.
Resulta que, así como me imaginan que soy, clavé alto destino para pasar fin de año ¿El detalle? Iba con mis viejos. Aaaah sisisisi hermoso.
En año nuevo, mientras todo el mundo iba a fiestazas hasta perder el conocimiento y amanecer al costado de una ruta, yo brindé con mis viejos. Párrafo aparte el abrazo que nos dimos. Ya les contaré, pero les juro que no pude resistir las lágrimas al brindar a las 12, fue súper emotivo y a las 12.20 estaba durmiendo en mi cama. Así de jodona soy, ojo que no me cruce a sus hermanos porque hago estragos jaaaa
Pasaron los primeros 5 días sin pena ni gloria. Lo poco que interactué con el sexo opuesto fue para discutir que la rúcula no tenía el precio en góndola y acto seguido pensé que si por esa ferviente discusión llegaba a caer dentro de la 3ra ola era digno para mandar todo al carajo. Por suerte los días sucesivos amanecí sin síntomas. Abría los ojos y controlaba mis signos vitales: ¿dolor de garganta? No ¿Olfato? Recontra ¿Dolor de cabeza? Mm tal vez… ay, no sé.
Y así fueron mis mañanas, mientras desayunaba con mis viejos rezando que mi joda no llegara a contagiarlos.
Se sumó la Srta. Kamikazee, quien venía a pasar unos días, con su hermana, su cuñado y una íntima amiga de la hermana. Ellos sí que son los que saben a dónde ir, a qué hora y qué ponerse para estar acorde a la SITUEISHON. Y como era de suponer, me terminé sumando a una jodita. La cita era en el parador que daba a la playa del mejor hotel de la ciudad. Esa noche me vestí con lo mismo con lo que podría ir a trabajar un día cualquiera, pero usé el perfume importado que reservo para ocasiones especiales. Ojotaaaa.
Llegamos al lugar y el cuñado saludó a lo lejos a alguien que automáticamente corrió la soga afelpada y nos hizo pasar casi agradeciéndonos el haber ido. En el parador había de todo, era un zoológico. Supermodelos, viejos gateros, mujeres y hombre con la crisis de los 40, 50 y 60 también… y nosotros 5 que éramos como los más ‘normalitos’. Antes de que empezara la noche había escuchado que el cuñado se jactaba de lograr que quienes salían con él acabaran quebrando en algún momento de la noche, así que tomé nota como buena troglodita que soy.
La noche evolucionó en términos etílicos en una curva exponencial. Ya no entendía si era yo quien sostenía el copón de gin tonic o él me sostenía a mí. Bailé todas las canciones, aún las que no me gustaban… hasta que recordé mi nota mental y desesperadamente me alejé de la ronda para ir en busca de un vaso de agua. Me acerqué a la barra transpirada y con el poco maquillaje corrido, estiré el brazo y le modulé al barman sin que saliera un solo sonido de mi boca: ‘un vasito de agua, por favor’.
Me senté sobre una mesa que estaba desocupada e hice fondo blanco de ese shot de hidratación en pos de evitar un desparramo en el corto plazo (qué finura para evitar decir ‘lanzar’. Porfa valórenlo).
Mientras dejaba descansar a mis piernas al igual que a mi hígado, un muchacho se sentó al lado mío, también sobre la mesa y me preguntó ‘¿qué querés tomar?’, a lo que le respondí: ‘¿La verdad? Otro vaso de agua’.
Automáticamente me consiguió otro vaso de agua. Luego de que el agua ingresara a mí como hacen aquellos artistas tragasables, nos pusimos a charlar. El pibe medía igual que yo (hoy manejo tantas sutilezas che. Era petiso. FIN) y era súper macizo, con su centro de gravedad tan arraigado que apuesto que resultaría difícil taclearlo. Ex rugbier y hoy aficionado al paddle. Era un osito de peluche.
Me contó que estaba trabajando ahí, que de hecho era él quien organizaba esas joditas, me ofreció algo más para tomar, charlamos de banalidades sin mucho sentido hasta que lo busqué en IG al lado suyo y nos enteramos de que teníamos un amigo en común, así que decidimos sacarnos una foto juntos y mandársela.
“Ojo que esta puede ser nuestra primera foto juntos”, me dijo.
Me prometió que me invitaría al día siguiente a cenar y luego de eso regresé a la ronda en donde bailamos hasta que cortaran la música.
Al día siguiente, déjà vû. No me escribió. Tampoco lo hizo en los días sucesivos. Hasta que me habló preguntándome si acaso el amigo en común estaba enamoradísimo de mí.
WTF??????? O dicho en español ¿qué diablossss?
El amigo en común es un compañero del laburo anterior al que literalmente volví LOCO. Mi chiste de cabecera era decir que él no me daba bola y que yo estaba perdidamente enamorada. Que claro está que, si algo de eso fuera cierto, sería imposible que yo jodiera al respecto.
Mi amigo, tan divino le respondió ‘ALEJATE DE AHÍ’ jaaaaaa (lo que se dice escupir el asado ¿no?) lo cual fue tomado como una advertencia entre machos alfa, motivo por el que acusó no haberme contactado.
Los días transcurrieron sin mayores novedades, lo bueno es que la rúcula ya tenía el precio marcado en góndola.
La Srta. ‘Fuente de Chocolate’, otra gran amiga que se encuentra viviendo en la locación donde transcurrieron los hechos, me insistió en ir a una fiesta en otro parador de otra playa. Compramos la entrada y todo. TACA TACA. Al llegar al boliche, el menos púber tenía 3 pelos de bigote.
– ¿Cómo terminamos acá Srta. ‘Fuente de Chocolateeeee?
– Sabés que intuí que podían ser todos pendejos.
JAAAAAAAAAA
-Pero ¿vos no tenés un contacto que nos hace pasar en el parador del hotel?, arremetió.
Inmediatamente le escribí por whatsapp al osito de peluche a lo que me respondió: vénganse ya, estoy en la puerta.
FRRRRRRRRRRRRRUUUUM nos rajamos para allá.
Al llegar nos dejaron pasar pese a que el osito de peluche no estuviera en la puerta. Al final entraba cualquiera al lugar jaaaaaa.
Apenas entramos me lo crucé y le golpeé su hombro para saludarlo, sí, muy quinceañera mi actitud. Inmediatamente nos ofreció algo para tomar y apareció con dos gin tonics, uno para la Srta. ‘Fuente de Chocolate’ y otro para mí.
Esa noche con mi amiga nos bailamos todo, tiramos pasos, patadas voladoras, meneos hasta el piso, cabeceos. Nos sudó el entre-teta (en escotes muy poco frondosos) para que entiendan el show que montamos. Y así, en medio de esa euforia porque estaban pasando TEMAZOS, la Srta. ‘Fuente de Chocolate’ me dice: vayamos a buscar al osito para bailar con él. A lo que respondí que no, que él estaba trabajando. La Srta ‘Fuente de Chocolate’ me insistió y terminé buscándolo, tomándole la mano y acercándolo a donde estábamos.
Para quienes no me conocen, me cuesta mucho bailar acarameladamente. Mi estilo es más el de hacer mímicas y como muchísimo un cola-con-cola hasta el piso. Así que así estuvimos bailando con el osito de peluche.
El día empezó a clarear, era una mañana nítida y calurosa. Me agarró de la cintura y me llevó a un deck que daba a la playa con vista a la bahía, y mientras coqueteábamos y nos seducíamos con charlas totalmente chiquilinas nos besamos con fuerza.
Al salir del boliche pasó su brazo por encima de mis hombros y sin querer su mano tocó mi pecho que esa noche había decidido salir desprovisto de corpiño. Me reí y blanqueamos lo que acababa de suceder en medio de carcajadas.
Ahora sí, que venga la 3ra, que en estas condiciones estoy dispuesta a montar la ola.