El Dream Team

Es un team que es un dream

Hay mucho de cierto en el dicho ‘Dios los cría y el viento los amontona’. A partir de cierta edad cortar una relación y encontrarte soltera ya no lo ves como algo que habías previsto que fuera a suceder tarde o temprano.

No sé si me explico, pero cuando uno empieza una relación de chico, hay algo de profecía autocumplida. Lo más lógico es que ese noviazgo no sea para toda la Vida. Uno está en medio del conocerse, de entender la propia individualidad y ese proceso implica que muchas veces mires a tu compañero y te cuestiones los motivos que te hicieron elegirlo.

Sin embargo, hay una edad a partir de la cual terminar una relación va en contra de lo que todos están esperando de vos. Yo misma había comprado ese papel y cuando me encontré soltera mientras la gran mayoría de mis amigas estaba conviviendo y algunas otras anunciando que se casaban… y ahí un poquito se me cayó la estantería abajo.

Pero en ese preciso momento fue cuando apareció ese viento que me amontonó a las amigas más lindas que podría haber imaginado. La mayoría pensará a esta altura que mi grupo se redujo a las solteras con ganas de joda, pero en verdad el común denominador que nos aglutinó (mala mía “Señorita Del Oeste”, inoportuna la palabra sabiendo que sos celíaca) fueron las ganas de acumular anécdotas dignas de recordar cuando seamos viejas en donde las versiones de cada una probablemente comiencen a diferir. Son las ganas de recorrer el Mundo (aunque de maneras diferentes), de conocer gente, de juntarnos para compartir planes que nos tomen el día entero y aún tener tema de conversación inagotable. Muy por el contrario, mi grupo no se redujo sino que se agrandó exponencialmente.

Algunas somos fans de llorar como si estuviéramos picando cebolla. Otras se muestran fuertes, independientes y resolutivas. Pero a la mayoría nos han partido el corazón en dos, y otras como yo han permitido que se lo partieran infinitamente hasta dejar de encontrar las partes para subsanarlo. Y ahí fueron apareciendo mis amigas, con los pedacitos que fuimos encontrando unas de otras nos rearmamos, nos reinventamos y nos aseguramos de dejar espacio para amores más sanos, más grandes y más fuertes: no menos de lo que merecemos tener.

Recommended Articles

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *