-Pero Gabi, ¿a vos te parece que la mina me haya respondido así?
-No Amor, obvio que no. Pero vos tenés que entender que seguramente tuvo un mal día.
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-Hola, ¿cómo va? Tenía una reserva a mi nombre para las 21.30hs
-Claro, es aquella mesa. La que está al lado de las dos chicas.
-Gracias.
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-Pero es injusto ¿entendés? ¿Qué tengo que ver yo? ¿No puedo mandarla bien a la mierda?
-Perdón, permiso, te muevo un poco la mesa así entro.
-Sí, claro.
-Te decía, seguramente la mina estaba re enculada porque le habían hecho perder el tiempo.
-No me gusta cuando te ponés a defender lo indefendible. Dejemos mejor de hablar de esto.
[Es adentro, entrando como a una librería] – Enviado. Leído.
-Pero Gordi, si me pedís opinión y después no te gusta escuchar lo que te digo no tiene sentido ¿entendés?
-Te dije, dejemos de hablar de …
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-Esaa, ¿cómo va? Muy buena idea, ahí con el disfraz como dress code.
-¡Jajaja! No sé si fue buena idea, como que en el momento me pareció gracioso, pero ahora que lo pienso me estoy cagando de frío.
-Me imagino, pero así fue fácil reconocerte.
-¿Pero vos no habías visto una foto mía? Porque yo posta es la primera vez que ni por fotito de whatsapp, nada de nada.
-Sí, me habían mandado la tuya disfrazada de Sugus de menta.
-¿Esa? Jajaja tendría que avisar que dejen de compartir esa foto que ya tiene algunos años.
-Sí, tenías el pelo re corto en la foto.
-Gordi, dale. No arruinemos la salida.
-Sí, lo tenía cortito. Che, dado que esto cierra temprano, andá chusmeando qué querés pedir. ¿Cenaste vos?
-Sí, algo comí antes.
-¡¿QUÉ?! Eso no se hace, yo no comí nada, estoy famélica. Me hubieras avisado jajaja
-No, igual siempre puedo comer un poco más.
-Ah ok. Bueno yo ya sé qué quiero.
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-Gordi, che…
-Pidamos la cuenta así nos vamos.
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-¿Ya sabés?
-Sí, adiviná. Está dentro de las opciones de sándwiches.
-Ok, eso reduce a 2 opciones: de pollo o de bondiola.
-Ahá… 50% de probabilidades de que la pifies.
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-Dale Gordi. Perdoname. No quiero que termine la noche así. No quise ofenderte..
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-Me la juego, ¡de pollo!
-Noooo, jajaja ¿quién en su sano juicio pide de pollo existiendo la posibilidad de bondiola? ¿Vos qué vas a querer?
-Yo voy por un tapeo y una cerveza Ming.
-Chicos, ¿ya saben? ¿Les tomo el pedido?
-Sí, yo quiero un sándwich de bondiola y ¿tienen copa de vino?
-Sí, claro.
-¿Y vos?
-Ah, mmm mejor cambio, voy entonces también con una bondiola y una copa de vino.
-Copiame tranqui.
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-De paso nosotras te pedimos la cuenta ¿sí?
-Claro.
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-¿Viste que te dije que era medio romanticón el lugar ¿no? Y más adentro de la librería.
-Pero yo me la banco, eh. Dejé el ramo de flores en el auto.
-Ah, claro. Me imaginé, no ibas a bajarlas. Cierto que sos el último romántico del siglo XXI.
-¿Puede ser que vos te hayas bajado de un taxi a mitad de cuadra? Porque yo estaba en el auto de atrás buscando estacionamiento.
-Síiii, pasa que como estoy cursando se me hizo tarde y tuve que venir en taxi.
-¿Qué estás cursando?
-El profesorado de lengua y literatura.
-Mirá qué bien. Bueno, yo como te dije hice el profesorado en educación física.
-Sí, ¡qué bueno! Pero ¿qué onda? ¿Terminaste el colegio y ya sabías que querías estudiar eso?
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-Voy al baño mientras nos traen la cuenta.
-Dale.
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-¿Tenés hermanos?
-Sí, uno mayor que vive afuera. ¿Vos?
-También, uno mayor que vive afuera. Pero además tengo otras dos hermanas.
-¿Sí? ¿Más grande o más chicas?
-Más chicas, yo soy más grande técnicamente… porque somos trillizos.
-¿KIII?
-Real.
-Me muero. ¿Pero tienen esa relación simbiótica entre ustedes? Viste… lo típico entre mellizos y eso.
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-¿Trajeron la cuenta?
-No todavía.
-Cómo demoran…
-Ahí viene creo.
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-Bondiola por acá y chicas, la cuenta que me pidieron por acá.
-Gracias.
-Dejá, pago yo.
-Bueno, igual en casa te doy la mitad.
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-Pero deberías ir y vivir la ciudad para sacarte la idea que te hiciste como turista. Tal vez lo idealizaste.
-Ah, bueno, me pinchaste el globo heavy.
-Noo, bueno… me refiero a que tal vez viviéndola veas otras cosas.
-Sí, sí, como la inseguridad de la que todo el mundo habla.
-Claaaro, no quise ser choto con el comentario. Pero bueno, deberías analizarlo.
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-¿Incluíste la propina?
-Sí, podemos ir yendo.
-Che Gordi, ¿vas a hablarme o vas a seguir enojada?
-¿Qué onda la parejita de al lado?
-Ni idea ¿por?
-Era una primera cita ¿no?
-Podía ser, ni idea.
-¿No escuchaste nada? Aparentemente cita a ciegas. Aunque él había visto una foto de ella antes, pero ella nada. ¿No viste que la piba tenía una remera estampada con el papel de sugus de menta?
-Ah sí, me pareció.
-Él parecía más chico, ¡aunque tenía una voz de locutor tremenda! Ella con sus canas le sacaba un par de años seguro. Ella justo había decidido dejar de teñirse hace un par de meses. No entendí bien pero alguien los presentó. Al chico se lo veía re seguro, como que fue a comer algo con una amiga. Ella estaba algo más nerviosa o copeteada, porque en una se le patinó la “R” mal.
-Jajaja, no me digas.
-Sí, él la imitó de hecho, de manera burlona.
-Ah, claro. El pibe estaba re pancho.
-Sí, creo que ella escribe en un blog o algo así. No sé si escribirá sobre la pésima idea que resultó pedir un sándwich de bondiola en una cita. Debería hacerlo para advertir a sus lectores.
-Ah sí, ¿viste cómo luchó con mordiscones hasta que se resignó y lo comió al plato? Él se ve que tiene un par más de sandwiches encima, porque lo resolvió sin problemas.
-¿Y cómo pensás que puede terminar la cita? ¿Pasa algo?
-Mmmm yo creo que van a pagar a medias la cuenta, él antes va a teatralizar una falsa pérdida de la billetera. Se va a tocar todos los bolsillos como quien no puede creer que la perdió, o peor aún, que se la robaron. Ella mientras tanto va a reír ironizando al respecto diciendo ‘esta yo ya la conozco’. Una vez que salgan del bar, él va a ofrecerle alcanzarla a lo que ella va a agradecerle diciéndole que no hace falta. Mientras van a caminar sin dirección alguna, hasta que se den cuenta que con el frío que hace no tiene sentido esa poca previsión de sus pasos. Él le va a insistir, preguntándole si acaso es por educación que le dijo que no. Ella admitirá que no hay un real motivo para no aceptar, así que ambos se dirigirán al auto de él. Ella le indicará cómo llegar hasta su casa, y si bien le dirá que no hace falta que se dirija hasta la puerta, él de todas formas lo hará. Se van a quedar charlando unos minutitos. Ella sabe que no hay remotas chances de besarlo y él no parece tener la mínima intención tampoco. Ella pensará que lo más distendido de toda la salida fue el viaje en auto, en donde la charla dejó de parecer una entrevista. Él calculará cuántos días le va a llevar a la piba escribir el relato, y dependiendo de cómo lo haga quedar, se lo compartirá a sus amigos, sino la jugará de callado.
-¿Y el ramo de flores? ¿Estaba realmente en el auto?
-Ah, ¿viste que vos también estabas escuchando la conversación?
-Sí, algo escuché.
-No, no había flores. Lo que ella nunca se enterará es que él llevaba forros encima por si se le daba. Hoy día, al romanticismo hay que pensarlo en sentido amplio. Sólo que eso no lo haría ser el último romántico, sino uno más de este siglo.